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“Un mundo, que se destruye así mismo, no permite que le hagan, su retrato”
Montaña tan elevada como la riqueza Mantuana
Tu elegante vestido esponjado, con armadores de arboles, punteado;
Con el rostro engreído ante tu virginidad conservada.
Tus pies van despacio siguiéndole el rítmico paso,
Piquitos de tierra trabajados, piquitos de amor conquistadores, rendijitas de frío, rendijitas de calor, e hilo y sigilo por el humo extendido conspirando futuro para ti, para el asentamiento
Permitidas incisiones para que inhalen Merida y sus próximas generaciones, aliento de vida con los tibiecitos besos del ardiente sol, Vistiéndote con clase. Y con tu trenzado peinado, de amor arrebatador. Esa es la erecta y provocadora majestuosidad, del indio enamorado (*)
Belleza natural embarazada con el hálito de amor Verdadero, enardecido. Postrimerías para las generaciones futuras,
La Montaña Escalada
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