189
“Crecer, no significa nada para una madre. Un niño, es un niño. Se hacen más grandes, más viejos, pero para ellas, siguen siendo sus niños”
Edificaste y te enraizastes en la naciente verde de un joven corazón, que se hizo uno con tu dolor, enhebrando tu amargor, con su honrado dulzor y de amor. Medrandole vida palpitante al carente histrionismo de tu cansancio desgarbado; cargando las transparentes aguas de los pozos para tus hijos sin reposo. Angustias de tu corazón que se fueron Transformando, en semblanzas de amor. Eternas nubes que aun desparraman las cristalinas aguas, desde tus atribulados, agotados
Ebullente liquido maternal y agua, entre candente topias y ardientes leños, hoguera de abnegación y templanza, desde tu vibrante seno
El Calido horno, de amor ingente, arduo y productivo trabajo, ataduras y vilipendios en la cronología de este tiempo. Pero simbiosis de Agua, de Barro y de Renacimiento para tu Incorpórea alma. Resguardándonos dentro de las Uvas Sagradas que, seguramente le dieron Infinita Vida a tu amor y a tu templanza. Traslucido en tus primados ojos, con un ígneo y virginal brillo tan solo como tu, madrecita hermosa. Luz en la que “coincidimos” para que, me alumbraras a esta vida y me dejaras aun, que la durmiente “voz”
previous post