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Llanto esgrimido sin saber lo que aún no era debido
Rosaditos capullitos sobre los rastrojos dejaron tus virginales despojos
Las blancas noviecitas trajeadas para matrimonios lucen de primera comunión
Por el trueque entre mercaderes una pesada cruz se enarboló
Dime angelito te lo ruego sin miedo ya sé que ahora vuelas.
Modelándose con las abrasivas y circulares calderas de su querido padre Luzbel
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