La Inspiración

“No somos Seres humanos, que tienen una Experiencia espiritual. Somos Seres Espirituales que tienen una experiencia humana”

 Los siete habitos Dr Covey

La Inspiración

Me inspira el Silencio, el Enigma de la Vida y, el transmigrar en la muerte.
El aroma de las flores, el iridiscente color, la pasión y, las miradas
de amor, saetas disparadas al corazón que nos aman o nos hieren,
con la mentira y nos abandonan convalecientes por el dolor
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La Inspiración en mí requiere de locaciones
Para mudar las escenas de acuerdo al Color
y, a la percepción de la Visión, Cromáticos Colores
Que enmudecen a los sentidos al tic tac del reloj.
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En el Espacio Infinito; los matices que son Perceptibles
a la mirada de nuestra Alma y, del corazón haciéndole
lugar a la reiterada Sintonización.
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En la consabida finitud la ruidosa cercanía descompone
nuestra conexión y, se diluye la Invisible Información,
Del Amor, y la Ardiente pasión en el silencio perpetuo,
donde se va gestando la vida, su temporalidad, el ocaso.
Y la Luz, para nuestra “aceptada” Transformación.
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Las acumuladas experiencias de nuestra hechizada juventud
que son grandes mentores, los grandes escultores para el bien.
Mostrados, cristalizados para las allegadas nuevas generaciones
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El dolor. Que es un arpón que hiere de muerte al visitante terrenal
muchas veces estando ya este, adentro de la ajada piel arropado.
El Vano Orgullo, sumiso dentro de los alegres torbellinos de la vida.
La vanagloria adusta sumisa de deshumanizados altaneros eruptivos
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El irisado Color en la Percepción sin Límites durante la Meditación
con las, Grandes Almas navegando en el Océano de la Luz.
Con los Vientos que Soplan a todos los de la Barca de la
Humanidad,
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Para nuestra existencia Sinfín por la Gracia Divina
del Padre-Madre- Creador.
Y, el aroma, de las perceptibles flores y la del frasco del alabastro.
El Aroma de Jesús el Cristo que nos dan Espiritual Sanidad,
El Perfume Divino para esta Vida que nos Orienta e Ilumina
Para seguir detrás de Sus Limpias y Perfumadas Huellas
Por el Camino que nos conduce hasta la Eterna Perfección