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De unas pequeñas cabecitas tan suaves como la seda
La rosada boquita que absorbía entusiasmado un helado
Los niños y, los jóvenes sean amarillos, azules o rojos
Pudiera ser la prole de cualquiera viviendo un inconmensurable revés
Vivan para que cumplan el trabajo que Dios Padre les Talló en su Ser
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