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Nuestra Linda Mérida

by Mary Torres

 Nuestra Linda Mérida

El resoplar del viento, en un día muy soleado agitan a las hojas de los quietos y erguidos árboles con gracia y, al unisono se engarzan bailando, con el sonido y el vaivén de la brisa; dejando sus siluetas sobre el verde césped. Bajo la hospedería de las nubes se elevan ondulantes las espigadas montañas, como agigantados y, abultados pétalos contorneando la meseta, nuestra ciudad capital con sus numerosos, y coloridos techos rojos, discretos entre calles entrelazadas

La alta vegetación boscosa desafía a los resquebrajados taludes que se contraen y, arrojan bocanadas de tierra movida por la naturaleza, plegada con temor a la creciente edificación de concreto. A los pies de la meseta recorre sinuoso el rio Chama, cabeceando en silencio, o vertiginoso con clima lluvioso hasta la tierra del sol amada, indistintos en las aguas del mar, hermanados.

En la ancestral calma natural de aquellos días recorrió la geografía con su pluma señorial , el Laureado poeta, Don Tulio Febres Cordero, acucioso hombre de letras orgullo y, sangre de nuestra nación que nos deja embelesados con su repertorio de mitos y leyendas memorables, como pocos igualado, plasmando, desbordadonos con el hechizo cordillerano cubierto de algodonales nieves eternas, como lo hace el enamorado que tatuado ha quedado y, por amor ensimismado

Así ansió que tus ojos queden prendados, de estos idílicos paisajes; en sus lagunas aparcado, en su sierra nevada, avistando los ordenados frailejones vistiendo las laderas de verde terciopelo alargado y, de amarillo encopetado, la densa e impalpable neblina en el pico del águila, por instantes clandestina, las pétreas y sibilinas cinco águilas blancas, que por ti aletean sobre el cristal de tus ojos para que te impregnes del misterio y, regreses más temprano a nuestro lado

Un rostro de coloradito maquillado, rezagado, la respetuosa mujer andina te recibirá con el calor, y los abrazos dentro de una tímida mirada. Caricia y tesón de nuestras manos el colorido mosaico de labranzas, indivisas siembras, entre bosques nublados, musgo arraigado peinado de gris plateado, con los cerros decorados por los cortes despejados por arados y, sus laderas aclimatadas con el movimiento deslizante de la neblina que se estira y se encoge jugueteando con los cultivos que los esconde risueña con su mantilla blanca de frazada

Luz Caraballo que, si tus pies están cansados y, tus manos ateridas, testificando por tus hijos, yo quisiera que las mías se entretejieran con las tuyas, para que, con ellas, sobre tu Faldón Escultural quede rubricado la acogedora y, fértil belleza de los páramos, con un verso congelado dedicado y, un beso dibujado para ti, con caliente chocolate marmolado

Este, tesoro amigable es, nuestro estado, soleado, o intensamente nublado cuando se precipitan los amasijos de aguas nevadas. Con calor, frío o, en los días helados con finísimos cristalitos de nieve queremos salpicarte, no importa si vienes hoy, no importa si vienes mañana, no importa si nunca vienes, pero entre las estribaciones y, altas montañas alguien, te va a estar esperando

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