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Tú prístina belleza la expreso en esta blanca hoja de papel, bálsamo para mi mente, salvo por los inquietos rumores de la espumosa vertiente que se resiente; me embriagan sus días soleados, el agradable y moderado clima frío, el arrullo de tu paisaje y la animosa afectuosidad de su gente. Y una linda casa de hacienda en lo alto, un Castillo en el Cielo, el abrigo durante mis quebrantos; siete años en mi niñez y, no pareciera hace tanto cuando me aparte de tus encantos,
Mis recuerdos se alborozan con tus empedradas calles, tu linda
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