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La Niña Traviesa

by Mary Torres
“Siempre, hay un momento, en la infancia, cuando la puerta se abre y, se deja entrar al futuro”…
(Graham Greene)
Tu Eres mi Escondite y, mi Escudo, en Tu Palabra, he puesto mi Esperanza”
.Salmo 119:114

 

La Niña Traviesa

 

Preñada, la mente esta, de imágenes y, recuerdos de una niña, que siempre figuró en la escena. Las bridas nunca acepto, para los padres nada sencillo fue, muy impetuosa y desafiante, la pequeña niña. Disfrutemos la obra: La niña sube a la escena: Lejano el tiempo está, pero muy cerca de los fructuosos recuerdos. Un polvoriento corredor de tierra con banquetas y horcones de madera, una querendona mujer con un ancho, y típico plegado vestido de la época, rítmicamente, se mece con la niña, que graciosamente, el baile disfruta, en el mecedor sin ruidos estridentes, sino con el complaciente trinar de las bulliciosas, pajareras, volando entre los arboles, bajando hasta la meseta

Encanto y, felicidad muestran, sus mejillas se las acarician, con las manitas de la niña. El paisaje, de la escena nitidez también tiene. Un verde jardín oloroso y, silvestre rodea la casa con los bajos horcones y, una constante humareda en el fogón de leña, en la cocina de la abuela, que hierve fresca leche, para los blandos bocadillos, envueltos de nívea espuma para comer en la cena

Una hermosa mata de hortensia la decoración natural con sus matices blancos y morados flanquea, una de las esquinas del corredor de la casa y, sus pisos de tierra, que enmarcada dejo a esa época, con sus prístinas raíces, en la cima de los sueños con la bien sembrada educación, con niños felices, amontonando, Conocimientos como RIQUEZAS en sus cabezas. Deslumbrados con la bellezas naturales, tan solo distante unos poquísimos palmos de nuestras manos, para poderla disfrutar.¿ arboles cortar? solamente para hacer caballitos de juguete y, aprendiendo de los animales, que nos acostumbraron a, ver su trabajo, su “intuición” y, sus ejemplarizantes reyertas

En un colonial pueblo andino, un caserío enclavado, en las altas montañas, con viviendas de bahareques y, sus caminos fragosos de piedras y, abundantes cristalinos espejos de los manantiales de agua. Me adelanto en el tiempo. El padre, de la niña se expresa: en el acontecer de la diaria faena, a la niña traviesa, siempre la corrige, con sabia entereza y, elocuencia, lápiz la niña nunca encuentra, para ir a la ESCUELA. El ofuscado padre revienta; tan cierto como dar a un niño papel, y lápiz.  pero con la punta ruta y pedirle que haga un dibujo de la familia. No funcionara. pídale que presione mas fuerte. Tampoco funcionara. pregúntele que tiene que pasar*1?¿Me pides, un lápiz todos los días, para tus únicos oficios, que tienes, como aplicada alumna, obediente y,  ” responsable” y despierta?. ¿que mal habito se enseñaría”

Para la niña traviesa, el desafío siempre estaba, en la antesala de la puerta, ¿darse por vencida? nunca fue su fuerte. Trepaba por los arboles, con la placidez y, la rapidez de una experta ardilla, buscando frescas frutas, con las piernas engarzadas manteniendo el asombro y, la entelequia. El vaivén de las ramas, con sus flexos y bruscos movimientos entretenían y, atraían las miradas competitivas….., de sus compañeros de Escuela

La estancia, en el pueblo no fue diferente, el desafío siempre, estuvo presente. En la madurez también cruzo el puente de lo desconocido, no le detuvo su fuelle. Hoy esa niña traviesa de aquel tiempo, es una adulta con mucho temple; un rayo que quebró contratiempos solamente queda, encontrar el Escudo, que protege y, Oriente, por lo que aun quede de tiempo, en el que alguna vez, Dios Padre decidió, que heredáramos de Su misma Simiente

1. Stephen Covey Los siete Hábitos de la Familias Altamente Efectivas.

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