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“No aflijas el corazón del desvalido, ni dilates el socorro, al que se haya angustiado”
El récipe del Dr, que sostenía en sus manos prescribía varios remedios, la curiosidad me invadió. ¿Tantos remedios? pregunté, sin inmutarse respondió, si prescriben tres opciones, de cada remedio pero ni así, esta vez de ninguno pude encontrar. Acompañándola en su pena la cobije con mi brazo mirando con asombro al robotizado empleado
Justo ahí alcance a escucharle el dulce alegato a la Virgen de los Remedios, me enterneció el modo, pensé quizás dentro del Todo el Eterno Gran Juez algunos registros pudiera estar llevando en los Libros de la Vida, por tanta falta de Humanidad, inclemencia, tanta tortura
Achacoso estaba el viejo, pero trabajando como un muchacho sacando las cosechas. Una medallita coloca diligentemente en mi mano; créeme esta virgencita es muy milagrosa, en el hospital, nos libró de varias batallas y el doctor, se portó como ninguno, tampoco
Ahora, eso es lo que hago le imploro a la Virgen de los Remedios para poder encontrarle, los remedios. Aunque siento a veces, que no escucha. El deterioro y, la fatiga en sus ojos empezaba hacerle mella, con cautela para darle consuelo, le recordé la Parábola: “La Fe mueve las “Montañas”: las montañas de los problemas, las montañas de los pensamientos negros, las montañas de la prevaricación, las montañas de sevicia las montañas de la carente Fraternidad, que nos convirtieron, en fragmentos repartidos por todo el mundo
Continuemos a Dios implorándole y, a la Virgen de los Remedios. Parece que no nos queda más remedio. A, los enfermos y, a sus familiares no deben pedírsele tanta resiliencia, hay que prodigarles
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