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Achacoso estaba el viejo, pero trabajando como un muchacho sacando las cosechas. Una medallita coloca diligentemente en mi mano; créeme esta virgencita es muy milagrosa, en el hospital, nos libró de varias batallas y el doctor, se portó como ninguno, tampoco yo le conocía, hasta que mi padre enfermo
Continuemos a Dios implorándole y, a la Virgen de los Remedios. Parece que no nos queda más remedio. A, los enfermos y, a sus familiares no deben pedírsele tanta resiliencia, hay que prodigarles las posibles fuerzas y, a Dios dejarle los imposibles.
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